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El acecho

Un acercamiento a la identidad del inmigrante en Estados Unidos.

Al inmigrante

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Al inmigrante |

El argumento de la película de ciencia ficción norteamericana Los Hombres de Negro habla sobre una agencia ultra secreta que se encarga de vigilar la actividad alienígena en la tierra, por lo que se sirve de toda clase de tecnología estrafalaria, como los neuralizadores, que son pequeños artefactos —similares a un bolígrafo cromado— con la capacidad de borrar la memoria tras un breve destello; así es como mantienen oculto…

…no solo la existencia de la propia organización, sino también de la presencia de los extraterrestres ante el mundo.

La base de la película toma inspiración de las teorías de la conspiración y del avistamiento OVNI, sin embargo, la perspectiva cambia radicalmente al mostrar una premisa que se repite a lo largo de la franquicia, donde los alienígenas, queriendo pasar desapercibidos, se disfrazan y viven como humanos; tienen un trabajo, una familia, un perro, e incluso, hay quienes llegan a ser celebridades.

Jamás podrías sospechar que tu compañero de trabajo,

en una tienda de abarrotes, pueda ser un alienígena; que detrás de esa piel arrugada y sosa hay una cucaracha antropomórfica y no la viejita cálida y jovial que vive por el vecindario.

Durante la administración de Donald Trump, se volvió a popularizar un término despectivo hacia los inmigrantes indocumentados: Aliens. Como si los Estados Unidos no fuera un país igual a cualquier otro, sino todo un mundo aparte. No por nada un gentilicio recurrente entre los norteamericanos es el de… 

…Americans.

Se posicionan implícitamente como el eje de todo el continente americano, sus máximos representantes.

La franquicia es consiente del uso metafórico de la inmigración indocumentada, y muestran qué tan normalizado tienen la idea de que la otredad (ese alguien ajeno a sus preceptos nacionalistas, bastante racializadas y clasistas) debe ser regulada por medio de políticas públicas carcelarias y punitivas. Juegan con los paralelismos entre los alienígenas y los inmigrantes, e incluso intentan generar una visión positiva al respecto, pero sin alterar el statu quo, sin poner sobre la mesa la deficiencia de sus políticas migratorias restrictivas, al contrario, parten desde el precepto de que el sistema migratorio funciona, y en realidad, los individuos que se benefician de ella son los del verdadero problema. Una organización ultrasecreta, que funciona al margen de la jurisdicción del Estado, y se encarga de “buscar” a aquellos alienígenas que llegan a la tierra fuera de los marcos regulatorios de dicha organización, suena más a la fantasía de un xenófobo que de la pretensiones nobles pero ingenuas, de la propia franquicia. 

Durante mi breve estadía en Kissimmee para ganar algo de dinero, conocí a varias personas que pertenecen a ese grupo de aproximadamente 500,000 inmigrantes indocumentados que se vieron beneficiados por el programa Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA, por sus siglas en inglés) implementado en el 2012 durante la administración de Obama, conocidos como Dreamers. Su característica principal es única entre muchas otras formas de inmigración; todos ellos llegaron al país siendo unos niños, aquí crecieron, aquí fueron formados bajo el…

…American way of life.

A pesar de que el programa les dio varios permisos que les permitía desenvolverse con mayor libertad en el país, como aplicar a universidades importantes o tener empleos formales, la realidad es que, todavía hoy en día, no son ciudadanos norteamericanos en el sentido estricto de la palabra.

Lo que parecía ser un primer paso hacia políticas públicas menos restrictivas,

se vio truncada durante la administración de Trump, por lo que ahora viven en el limbo, a medias entre la residencia legal e ilegal. El programa no se ha vuelto a poner en marcha desde entonces.

Es probable que mis compañeros de trabajo, por haber crecido en un lugar tan pobre en su expresión multicultural como lo es aquella ciudad, donde la presencia latina se hace visible más como una mano de obra barata que como una comunidad organizada, con sus reinterpretaciones identitarias propias de su comunidad (un ejemplo de esto serían los Chicanos), refuerzan más la sensación de paranoia y prejuicio que si hubieran crecido, tal vez, en un lugar como New York o Los ángeles.

Poco importa que Kissimmee sea sede de unos de los parques temáticos de Disney más famosos del mundo, atrayendo el turismo global, al contrario, se sabe que la presencia hegemónica de la empresa sobre la ciudad es parte del problema, pues asfixia cualquier otro intento de expresión que busque diferenciarse en la vida social, política y cultural de la región. Un ejemplo claro de esta arquitectura estética se muestra en la segunda película del director norteamericano Sean Baker, The Florida Proyect. 

Pareciera que sus vidas e identidades de estas personas, estuvieran en pausa hasta que logren tener los permisos necesarios para ser parte del país, y mientras eso sucede, mientras la espera se dilata a lo largo de los años, han aprendido a pasar desapercibidos, a seguir las pautas sociales de dicho país al pie de la letra, a no contrariar sus preceptos ideológicos, aún cuando dichos preceptos los cosifiquen (al contrario, deben estar agradecidos por tener una oportunidad a la que no todos tienen acceso: su contexto se lee como un privilegio y no como un estado vulnerable de derechos). Viven al margen, lejos del foco público, bajo una sensación constante de acechanza, de que cualquier error que los delate, por mínimo que sea, puede resultar en la deportación.

Temen que los hombres de negro toquen algún día sus puertas.

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